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4/10/13

Reporter@s forasteros de si mismos



A mi hermosa Abril y Jack que tanto amo.

No existen malos periódicos sino redacciones aburridas y sin pasión. Hay equipos de reporteros que hace años dejaron de sorprenderse por  cosas o situaciones que en sus primeros años de reportería eran extraordinarias y ahora son banales. ¿En qué momento un reporter@ puede sentirse seguro de que lo ha contado todo?  En algunas regiones de México el periodismo de registro o notarial ha neutralizado la capacidad de sorpresa. 
Todo está programado para "cubrirse" y no para "descubrirse". Se programan conferencias de prensa, encuentros con fuentes, eventos culturales, templetes, giras. Si lo seguro no tiene sorpresa por qué los diarios seguimos una agenda robotizada por y para el poder y no desde las personas. A veces hay que sentirse más forasteros y menos lugareños. Así empezaríamos que la mejor historia de tu vida no te la pedirá tu editor, sino tu corazón.

Karina quiere llamar a mamá: Una historia reporteada con pasión y un iPhone



Por 
Darío Dávila de Periodismo Indeleble
A finales de enero pasado, los diarios locales de la ciudad mexicana de Zacatecas (a unos 650 kilómetros al norte de la capital del país) contaron la historia de Karina, una niña de 13 años de la etnia indígena Huichol que –en teoría– se habría suicidado en una casa hogar.
Un buró de prensa local envió a los periodistas un comunicado donde indicaba que “la niña se ahorcó con un cinto de tela”. La euforia por la noticia se apagó a las 72 horas. Nadie indagó qué había detrás del drama de una niña indígena educada para vender collarcitos de chaquira y criar a sus hermanos.
Ahora sabremos que Karina quería volver a casa. Que no la dejaban salir. Que la metieron a una escuela particular. Que la sacaron porque no lograba adaptarse. Que a sus 13 años leía El Principito. Y que semanas antes de morir alguien -o ella misma- pudo contactar a su madre para decirle por el móvil que quería largarse de ese lugar. Que los huicholes en México son vistos todavía con recelo. “Nos quieren exterminar”, me dijo uno de ellos. Que para armar esta historia se usó un iPhone y mucha paciencia.



10/7/13

Periodistas: Ejemplo de cómo utilizar el periodismo de datos en líneas de tiempo para la web.



Editoras de la revista digital e impresa Sexenio Nuevo León usaron la aplicación en línea www.timerime.com para contar -en fechas- los desastres naturales de últimos 400 años en la ciudad mexicana de Monterrey. La plataforma es bastante amigable y ayuda a los periodistas a narrar historias con contextos breves y fotos. El contenido puede ser compartido en redes sociales. Un elemento importante es la curaduría de contenido y la ardua labor de chequeo de datos para ofrecer un material digno de recordar. (Karla Tinoco y Paula de Anda)

 

Time Rime
Las periodistas mexicanas Paula de Anda y Karla Tinoco 

4/8/12

Redacción digital AM: Reporteros en los zapatos del otro


El equipo de reporteros del diario AM de León, Al Día y Universidad Meridiano se ponen en los zapatos de personas débiles visuales y en sillas de ruedas. En breve más información de este ambicioso ejercicio.



El foro en vivo sobre el tema con especialistas y ciudadanos:

Watch live streaming video from danielinforma at livestream.com

12/7/12

Fotos grandes para ideas grandes: El AM de León

Les comparto algunas de las páginas del resideño del diario mexicano AM. En lo personal me parecen irreverentes y atrevidas. El tamaño de las imágenes activa la creatividad diaria de los editores. Eso maximiza el uso de fotos de los servicios de agencia. El sueño de muchos reporteros gráficos en los diarios es usar imágenes que emocionen y no sean cromos de caritas. Felicidades al equipo del AM y a Mario García, encargado del rediseño.

1/7/12

Periodismo Indeleble convoca al taller virtual: “Editar para pensar”



Objetivo:
Dotar de herramientas periodísticas a editores y reporteros para potencializar su experiencia a través de nuevos abordajes de historias, periodismo móvil, formas narrativas, chequeo de fuentes y conversación con audiencias digitales para traducir, alumbrar y escuchar qué nos gritan los conflictos sociales.

Costos: Gratuito

Requisitos:

Pueden participar periodistas en activo de América Latina y México.
Destinar al menos 2 horas diarias durante 3 días para el aprendizaje continuo.
Enviar a darioconsultor@yahoo.com.mx y periodismo.indeleble@gmail.com una exposición de motivos para participar en el taller virtual.
Enviar un tuit a @dariodavila para confirmar el envío de la exposición de motivos.
La lista de seleccionados será publicada el próximo viernes 13 de julio a las 13:00 horas (Ciudad de México).
La convocatoria se cierra el jueves 12 de julio a las 21: 00 horas (México)

27/6/12

Una foto por la patria (crónica de una marcha con aroma ciudadano)


Por Darío Dávila

En la esquina de Reforma y Bucareli, el cura Miguel Hidalgo y el ex presidente Benito Juárez se abrazaron por la patria y para la foto. Un río de gargantas los empujó hasta comprimirlos en un embudo donde los héroes mexicanos -personificados por dos actores- se robaron la foto en su pedazo de contingente rumbo al Zócalo de la capital mexicana.


La corriente de coros se fragmentó . Por tramos el Goya universitario. En otras esquinas, señoras con banderas amarillas entonando: ¡Gaviota, tu esposo es un idiota! A la altura de La Palma, Fabiola Tellez y Fernando sellaron su AMLOVE con un beso de olimpiada: Cien metros planos de labios entrelazados.

Benito Juárez –en la forma humana de Arturo Sánchez Barrera- me contaba al cruce con Insurgentes que si el ex presidente mexicano viviera seguramente marcaría su boleta con la foto del tabasqueño. –Es que los políticos que tenemos están haciendo puras pendejadas- decía mientras se acomodaba una maltrecha banda presidencial.


La lluvia remilgosa que por la mañana había despertado con la ciudad se esfumó. La batucada, armada por un grupo de chavos agarró fuerza al pasar frente al Senado de la República. Muchachas se organizaron para sonreír, bailar samba y gritar que: All you need Amlove.



Metros adelante, el suelo de Reforma sintió un escalofrío cuando cientos empezaron a brincar y advertir: El que no brinque es Peña. Y detrás, un grupo de rockeros le cantaba al tabasqueño. En seguida, desde el piso dos de un camión para turistas –de esos rojos que dan la vuelta por la ciudad- los reporteros gráficos hacían su trabajo. El río amarillo se fue perdiendo rumbo a avenida Juárez. Muy rezagada con un bebé en su vientre pintado de amarillo, una señora le gritaba al mundo que su hijo nacería en un país sin miedos, en el país de AMLO.

Crónica de la marcha de AMLO (En vivo a partir de las 16:00 horas)

Hoy a partir de las 16:00 horas por Periodismo Indeleble.

28/5/12

Historia de un apache que los reporteros deben leer...


Muy seguido leemos historias donde aparecen los miedos, odios y gustos de los reporteros.
A propósito el siguiente relato:

Después de cuatro horas de tortura, el Apache
y los otros dos “cuilios” le echaron un balde de
agua al reo para despertarlo y le dijeron:
"Manda a decir el Coronel que te va a dar un
chance de salvar la vida. Si adivinás quién de
nosotros tiene un ojo de vidrio, te dejaremos
de torturar". Después de pasear su mirada
sobre los rostros de sus verdugos, el reo
señaló uno de ellos: "El suyo. Su ojo derecho
es de vidrio". Y los “cuilios” asombrados
dijeron: "Te salvaste, pero ¿cómo has podido
adivinarlo? Todos tus “cheros” fallaron, porque
el ojo es americano, es decir perfecto". "Muy
sencillo -dijo el reo, sintiendo que le venía
otra vez el desmayo- fue el único ojo que no
me miró con odio".
Roque Dalton.

19/5/12

Editar para aclarar...

Si algunas citas bíblicas fueran reporteadas y editadas. Algo más o menos así pasaría:

El periodista diría de los dichos de Moisés:
\'Los habitantes fueron deportados esta mañana durante un fuerte operativo. Funcionarios de migración indicaron que a todos ellos se les entrenó para el manejo de utensilios propios de las ladrilleras como sierras picos y hachas.

Moises dijo en realidad:
\'A los habitantes los deportó y les hizo manejar la sierra, los picos, las hachas o los empleó en las ladrilleras\'

Lo sencillo es más fácil de entender, no edites para aburrir, edita para crear memoria.

16/5/12

¿Qué necesitamos en las redacciones para editar de verdad?

Portada Local del Diario mexicano Noroeste. La ilustración fue creada por Gibran Meza.


Por Darío Dávila

Editar no es pegar, editar es crear. Editar es convocar a todos los sentidos de un equipo de redacción para contar historias en cualquier plataforma. Narrarlas con gráficos, crónicas, perfiles, fotos e incluso tipografías. ¿Qué necesitamos en las redacciones para empezar a editar de verdad? Las redacciones necesitan recuperar el arte de crear. De lograr conexiones tersas y sin dolor entre párrafos. De textos donde cada personaje tiene forma, olor y sabor. Historias donde no existan nunca jamás los “algunos” “muchos” “una mujer” y el “frío calando hasta los huesos”. Páginas que convoquen no sólo a lo bonito sino a lo importante y funcional . Una redacción que edita para si misma nunca comprenderá el valor que entraña hacer un diario para alguien que no conocemos y que gastará su plata para leer algo que le traduzca el mundo. Frente a la posibilidad de distribuir, compartir y conversar nuestras historias, editar bien equivaldrá a ordenar el caos con experiencia, calidad y hechura.

Detalles: Este gráfico describe los conceptos básicos de los tatuajes. También las últimas tendencias en al arte corporal. Fue hecho, según describe el autor Alberto Cuadra´s, con illlustrador PhotoShop e ilustraciones con lápiz y tinta.

Gráfico: Pattie Reaves

1/5/12

Para pegar en tu redacción: Hay que regresar al viejo pacto con el lector

26/4/12

6 Tips para redacciones que saben lo que quieren



Por Darío Dávila

No hay diarios malos, sino redacciones aburridas. Equipos que suelen hacer su sección o cuadernillo para si solos, sus jefes u otros periodistas, pero no para sus audiencias. Arrancan motores tarde pero quieren ganar la carrera con historias construidas al vapor o que no fueron entendidas por los editores.
Las redacciones necesitan dejan de contemplar los malos hábitos y concentrarse en resolverlos. Disciplinar en sus ritmos de trabajo, juntas eficientes, ir al grano, desterrar lo bonito y concentrarnos en lo importante.

Aquí 6 tips:

Intégrate: Si hay una historia que involucra a varios reporteros y editores, garantiza que todos sabrán qué se espera del tema. Cuándo debe ser entregada. Qué género periodístico han escogido y si hay productos multimedia que deben ser programados en la edición en línea, incluso antes de la publicación.

Movilízate: Toma la iniciativa de los temas. Muévete y sacude al editor de al lado si es necesario. Ya deja de esperar a que te convoquen a la creatividad. Súmate o morirás de viej@ en esa silla donde todos los días editas las mismas páginas, con el mismo horario de cierre y las mismas agencias que consultas.

Apóyate en los demás: Reconoce que puedes ser ignorante en otras áreas. No juegues al experto. Hay reporteros experimentados que talvez caminaron más la calle que tú. Editores con memoria histórica. Su intuición y olfato te puede ayudar a no repetir la misma cobertura.

Desconéctate: Apaga el móvil en las juntas para conectarte con los demás. No contagies la interrupción. Así la reunión terminará antes. Si haz convocado a junta asegúrate que todos sabrán de qué tratará.

Asigna tareas: No des por hecho que después de una reunión todos saben qué hacer. Repasa las tareas que asignaste a cada editor o reportero. Nadie debe abandonar el encuentro sin saber qué se espera de él para ese tramo de la historia.

Transparenta las acciones: Si el equipo de redacción ha acordado una cobertura impactante, compártelo con los editores y certifica que todos comprendan la importancia de esa apuesta.

24/4/12

Reporteros en el desierto..(Proximamente en Periodismo Indeleble)

15/4/12

El editor, un amante de los detalles

Por Cecilia Guerrero colaboradora de Periodismo Indeleble

Detrás de una buena historia no sólo hay un buen reportero. Existe además un buen editor.

Sábado 23 de junio del 2001. Cinco miembros de una familia -los abuelos, los padres y una niña de cinco años han muerto en un accidente de auto en la comunidad de Chapinería, Madrid.

Pedro de Jesús Duva, editor de El País, revisa el material de sus reporteras, y aunque no halla error alguno, echa de menos un dato: la identidad de una víctima no contabilizada, la mascota que viajaba con ellos.

“Es un detalle muy tonto”, respondió una de las redactoras cuando le pidió volver a la escena de la tragedia para averiguar el nombre de la sexta víctima.

“Pero no, ese perrito era como de la familia y a la gente que los conoce les gustaría tener un recuerdo. Le hice volver al lugar del accidente a que se informara cómo se llamaba el perrito. Y no era perrito, era perrita y se llamaba Cuca”, narra Duva mientras ejemplifica la importancia de ser precisos y ofrecer detalles al lector.

(En la foto, editores gráficos y print de El Diario de Yucatán)

“El lector dirá ¡Joder, estos tíos qué precisos son. Me dan hasta el nombre de la
perrita!. Claro que se lo damos”, relata entre risas durante una cibercharla con periodistas de El Diario de Juárez, México.

Durante los últimos 35 años ha descubierto historias como reportero, ha orientado a decenas de reporteros como jefe de información y ha planeado miles de páginas como editor de El País, el cual vende unos 450 mil ejemplares diarios alrededor del mundo.

Sabe qué se requiere para tener una edición exitosa: prestar atención a los detalles.

“La edición tiene que estar muy bien escrita, ofrecer riqueza de datos y tener mucha precisión porque eso lo valora mucho el lector. Cuando tienes muchos detalles de todo tipo y la historia está muy bien contextualizada, cuando la unes con otra historia ocurrida tiempo atrás o la relaciones con otro personaje, el lector se da cuenta perfectamente qué bien elaborada está”, sentencia.

Pero eso no se logra de la noche a la mañana, advierte. Requiere de editores con memoria.

“Tiene que ser muy meticuloso y exigente. No debe temblarle el pulso cuando se tiene que llamar al autor de un reportaje para requerirle que aporte más datos porque está incompleto o defectuoso. Tiene que ser alguien con autoridad moral”, advierte.

Por eso, según Duva, el perfil ideal del editor lo reúnen los veteranos del periodismo.

“Tiene que ser un tipo ya con ciertos años de carrera, porque no se trata sólo de corregir las faltas de ortografía y afinar el lenguaje. Tiene que tener background cuando menos de los temas de la sección en la que está”.

De hecho, cuenta, los editores de El País pasan de cubrir en campo por al menos una década los asuntos que después tratarán en sus páginas.

“Queremos que el editor sea un veterano, que tenga experiencia, que escriba muy bien y que tenga mucho contexto en la cabeza. Que sepa de qué estamos hablando cuando corrige o edita un reportaje sobre Afganistán. Lo idóneo es que sea un reportero que ha estado ahí durante años y sepa perfectamente de qué habla el reportero cuando tiene un texto en su mano”.

Quedan descartados los reporteros con poca experiencia o los recién egresados de la universidad.

Pero conseguir buenos editores no es fácil, advierte, hay muy pocos voluntarios para esa tarea.


“La gente joven no quiere hacer tareas de mesa porque son duras y poco brillantes. Es una labor oscura en la que lo mejor que puede ocurrir es que no ocurra nada, que todo salga bien y todo salga impecable y nadie diga nada”, reflexiona.

“Yo estoy sufriendo porque a mí me gusta escribir y en el periodismo a todos nos gusta hacer televisión, radio, ver nuestro nombre escrito en el papel o en la web. Pero ya uno va teniendo una edad y se va acomodando”, dice como justificando el doloroso retiro de la reportería que da paso al necesario avance hacia la figura del editor.

“El papel y la tarea de los editores es vigilar los detalles, porque muchas veces el reportero se conforma con pocos datos y por otro lado no tiene memoria, y la precisión -sobre todo en el papel-, será nuestra salvación si es que nos salvamos”, concluye Duva.


Lee la historia de la perrita Cuca en http://elpais.com/diario/2001/06/24/madrid/993381856_850215.html

Sobre Cecilia Guerrero


Periodista desde 1997. Inició como reportera de fuentes ciudadanas en El Heraldo de Chihuahua y luego ocupó cargos como editora en los periódicos El Diario de Chihuahua, Vanguardia y El Guardián en Saltillo, Coahuila.
Emigró a Ciudad Juárez en el 2003 como reportera de investigación.
En el 2006 ganó la Columna de Plata, premio de la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez, en la categoría de reportaje por la crónica “Viaje hacia un sueño”, que retrataba la travesía hacia la frontera de campesinos y pescadores de Arriaga, Chiapas, sitio golpeado por los huracanes Stan y Wilma, y que serían contratados como mano de obra para la industria maquiladora en la frontera.
Desde hace 5 años edita secciones de información local, nacional e internacional en El Diario de Juárez.
Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Regional del Norte (URN) y estudió una maestría en Periodismo en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP).

4/4/12

Menos periodismo de casquillo y más de análisis: Ginna Morelo



Relatoría a cargo de Cecilia Guerrero, editora de El Diario de Juárez

Ginna Morelo, periodista y editora en jefe del periódico El Meridiano en Córdova, Colombia, tiene claro cuál es la clave para salvar al ejercicio periodístico de la falta de credibilidad que golpea a los medios impresos, televisivos, radiales y cibernéticos: calidad.

¿Cómo lograrla? “No quedarse pegados a las sillas engordando las panzas”, sentencia. Observar, investigar, argumentar, interpretar, dar contexto. Ir más allá de la cobertura “de registro” que se propagado con el auge de la información en línea, explica en cibercharla con el equipo de El Diario de Juárez.



Poseedora de una larga trayectoria en la reportería que le ha merecido dos premios Simón Bolívar -el más importante del ámbito periodístico en su país-, Ginna tiene a su cargo la dirección de 24 reporteros, una edición diaria y una segunda maestría en curso.

Preside el Consejo de Redacción, organismo que promueve el periodismo de investigación en Colombia, y a sus tareas incluye participar en conferencias y pláticas como la que tuvo este viernes 22 de marzo con periodistas mexicanos.

Para Ginna muchos medios de comunicación, incluyendo los impresos, se han transformado en medios de “registro” de lo que ocurre, y no en fuentes análisis e interpretación de lo que aqueja a sus lectores.
“Hemos perdido de vista el periodismo de investigación. Convertimos a los medios impresos solamente en registro de lo que pasa”, dice, en parte por la reducción de personal en las redacciones y la multiplicación de plataformas a través de las cuales se difunde información en internet.

“La gente no compra periódicos para ver la realidad de ayer, eso lo tiene al alcance digital. Quien compra un periódico o se quiere suscribir a ellos está buscando argumentación e interpretación de los hechos”, advierte.



El problema radica según sus palabras en que “no abordamos la profundidad del hecho como tal”, dice. “Elegimos quedarnos con el ejecutómetro en vez de contar las historias detrás de esas muertes e investigando otros ángulos para crear otros ambientes”.

Cita al escritor mexicano Juan Villoro para dar fuerza a su argumento: “Las historias quedan de lado en el cubrimiento y en el rigor del manejo de la información porque nos estamos yendo con el primer casquillo que cae en la escena del crimen”.

¿Qué nos llevó a este punto? Para la colombiana: el narcisismo y la pereza, el cinismo y la pérdida de la capacidad de asombro.
¿La cura? Morelo es clara: volver a la reportería básica, de campo, contar historias. La observación constante, perseverante y rigurosa. Investigar, analizar, contextualizar. No dejar que los recursos de la modernidad, el Twitter, Facebook, las entrevistas a través de Skype reemplacen al reportero. Usar los canales cibernéticos como herramientas, no como fuentes.

Aun más, advierte, el remedio para la crisis del periodismo está en dar un trato ético a la información, pues no hacerlo condena a la desesperanza a los medios de comunicación.

“En la medida en que perdemos de vista la ética perdemos la credibilidad y nos acercamos a que el medio deje de existir. No necesariamente que el medio deje de funcionar o que el periódico o el sitio cierre, sino que los lectores le pierdan el aprecio y dejen de comprar el diario o de sintonizar la radiodifusora o hacer un click para acceder a un portal para enterarse”, sentencia.

27/2/12

El muro de los lamentos de Ciudad Juárez (México)


Por Darío Dávila

Juárez tiene su muro de los lamentos. En la explanada de la Fiscalía Estatal -un edificio gris tapizado en su entrada con fichas de personas desaparecidas- han paseado cadáveres en ataúdes antes de ser enterrados. También han desfilado familias pidiendo respuestas por sus hijas desaparecidas. Ahí se ha rendido homenaje a policías ejecutados por sicarios. A veces, llegan televisoras locales para transmitir el dolor en vivo. Ayer, María García, velaba los huesos de su hija Jésica, encontrada muerta en el Valle de Juárez. María pasará la noche en la misma explanada. Entre cruces, flores y fotos de otras mujeres. Hoy, sepultarán a su hija.

(Fotos: Darío Dávila)


21/2/12

Reporteros:14 pasos para un periodismo de avestruz


Por Darío Dávila

1. Simule que no escucha nada!

Si grupos del poder corruptos lo amagan, limítese a hacer periodismo de registro y no de investigación. Hágase el sordo ante la cultura de la ilegalidad.

2. Arriésguese

Si lo invitan a un recorrido con el gobernador local, vaya. Él le contará la historia real de los conflictos sociales. Arriésguese a que en el futuro la gente reclame “dónde estaban los periodistas de mi ciudad cuando pasaron tantas cosas”.

3. Desinforme a su audiencia
Revise los temas sociales que involucran a su región y no se preocupe por traducir los conflictos detrás de estos. Nunca se pregunte qué tan desinformados quedan sus lectores por este vacío.

4. Generalice en sus historias
Generalice en sus historias. Diga “unos” y “varios” sin aclarar qué son “unos” y cuántos son “varios”.

5. Muestre sus fobias o prejuicios en sus textos
Utilice calificativos en sus textos. Puede usar frases como “triste final tuvo un hombre”, “desconsolada madre”, “desconsiderado padre de familia”.

6. Publique rumores sin investigarlos

7. Que la fuente mande
No se preocupe por administrar una agenda desde las personas. Para eso están los edificios públicos, las conferencias y los desayunos con la fuente política.

6.Tome partido…
Participe abiertamente en candidaturas y campañas en su ciudad. Acuda a cenas o comilonas con los políticos y suba esas fotos a su mural de Facebook. Mezcle el periodismo con sus asuntos personales.

7. No denuncie…
En caso de amenazas o agresiones derivadas de su trabajo, no las denuncie ante organismos internacionales o nacionales, porque “denunciar me pone en riesgo”. Contribuya así a que las autoridades manifiesten que la situación es normal..

8.Sea un extorsionador
Difunda informaciones falsas para presionar a fuentes o empresas a que pauten en su medio.

9. Deje de luchar…
Si el editor le dice que su historia no se publicará, no pelee un espacio en otras plataformas como blogger o ediciones digitales. Además, el periodismo que usted practica sólo es para el papel ¿o no?

10. Sea improvisado al aproximarse a las historias
No lea antes de viajar a una comunidad para conocer su pasado histórico o tensión social reciente.

11. No respete la dignidad de las personas
Al aproximarse a una víctima de violencia (Ejemplo:puede ser una madre cuyo hijo ha sido asesinado) pregúntele: “¿cómo se siente?”. Después tome muchas fotos del velorio y siéntase feliz porque cumplió con su trabajo a costa del dolor ajeno.

12. Promueva la desesperanza
No busque a grupos de personas que están haciendo algo para mejorar la situación de su entorno. Dedíquese a mostrar sólo lo negativo sin indagar soluciones para cambiar al discurso de la realidad que otros medios construyen.

14 ¿Desea practicar un periodismo de avestruz?

1/2/12

Clases de Periodismo: La pasión por compartir


Por Periodismo Indeleble

Miles de periodistas en América Latina consultan a diario el sitio Clases de Periodismo.com, pero ¿qué hay detrás de la creación y pasión de esta plataforma de encuentro de colegas?.
A continuación un texto tomado del ebook: Reflexiones, Periodismo y Redes Sociales, escrito por la directora de Clases de Periodismo Esther Vargas.

"Clases de Periodismo empezó como un blog chiquito para una clase de redacción, entre marzo y abril de 2008. Sí, apenas una herramienta de trabajo para despegar a mis alumnos de su Hi5. Su nombre —elemental, tan obvio, tan básico y, al mismo tiempo, tan directo— no llevó ni dos minutos de reflexión. En esos días, no tenía idea de lo importante que sería este espacio en mi carrera como periodista. Ni siquiera se me hubiera ocurrido pensar que dejaría mi cómodo empleo en un diario de Perú para apostarle la vida al blog, al pequeño blog.
No soy una emprendedora, como me han dicho mis colegas emprendedores. Soy una ilusa que cree que el periodismo para seguir siendo un oficio bello debe hacer feliz al que lo escribe, al que lo narra, al que lo retrata, al que lo suda día a día. Las noticias pueden ser feas y hediondas, claro que sí, y cada 24 horas es peor. La belleza radica en saber que estás sirviendo a la gente, de la única manera que te han enseñado: diciendo la verdad.
Clases de Periodismo me hace feliz porque estoy haciendo periodismo, un periodismo diferente al que he hecho en los últimos 20 años.
El proyecto que presentamos como una escuela online se sustenta en ayudar a los periodistas a hacer un mejor periodismo desde la tecnología, pero con ética y libertad. No somos maestros que lo sabemos todo. Somos alumnos constantes. Aprendemos de las experiencias de nuestros colegas y de los medios. Escuchamos. Hablamos. Hacemos alianzas: de Lima a México, de Lima a El Salvador, de Lima a Honduras, de Lima a España, de Lima a cualquier rincón (gracias, Skype, Gmail, Twitter, Facebook y su chat…). No hay fronteras.
CDP, como lo llamamos dentro del equipo, se ha transformado en un diario online para periodistas. Twitter, Facebook, Google+, Tumblr, Flickr, YouTube, pero sobre todo las dos primeras redes sociales nos ayudan a llegar a más y más lectores. Hemos tenido picos de 29 mil y 15 mil visitas diarias, y un promedio de 10 mil. En 2010, teníamos picos de 8 mil y un promedio de 5 mil visitas.
Actualmente, el equipo de redacción lo integran los periodistas Sofía Pichihua (editora), Cindy Villegas (redactora) y Kevin Morán (redactor). Con ellos hacemos el trabajo duro de ‘postear’ hasta 20 historias al día, contenido propio y agregaduría de contenidos. No podemos dejar de mencionar a María Cecilia Rodríguez, directora de Arte; Carlos Moya, webmaster y desarrollo web y a Gerardo Cárdenas, quien a lo largo de 2011 estuvo con nosotros en el equipo. Y a Milagros Herrera, por impulsar este proyecto, llevar las cuentas y no dejar de sonreír.
Tenemos como objetivo AYUDAR A LOS PERIODISTAS. Ponemos énfasis en las experiencias y en las herramientas, pero vamos detrás de la noticia: el último anuncio de Facebook, el ataque a un periodista en Siria, la amenaza a un colega en México, #STOPSOPA y una interminable lista de temas que consideramos claves para un periodista conectado hoy.
No tenemos feriados. No tenemos domingos. No tenemos 1 de enero. Nos turnamos, nos inventamos el tiempo. Ya somos un periódico digital para periodistas, como me dice una colega de Honduras. Y pensar que en 2008 solo éramos un blog pequeñito.
Ahora, muchos se preguntarán cómo diablos nos financiamos. No puedo olvidar la pregunta de una colega en un curso online: ¿Te da para pagar el café? Tampoco puedo olvidar las decenas de currículos que recibo de periodistas que quieren trabajar en esta web. Y debo decirles que no, porque tenemos para pagar el café, pero no muchos cafés. Y para servir el café puntual y con gusto debemos ser realistas con la posibilidad que hoy tenemos.
Nos financiamos con talleres online y presenciales en Lima o donde nos llamen. Realizamos consultorías y apoyamos proyectos web. No es el modelo de negocio soñado, pero seguimos creciendo y seguro que habrá para más cafés. Hemos intentado conseguir publicidad; sin embargo, las empresas nos han dado la espalda. No vamos a poner una chica desnuda ni contenido basura para llamar su atención. Preferimos continuar trabajando doble, buscar formas creativas de no perder calidad y servir a los que confían en nosotros.
No tenemos una oficina física. Podemos trabajar en nuestras casas, en un Starbucks, desde el iPhone o en una destartalada cabina de Internet. O en la playa. O en el aeropuerto.
Este 2012, enfrentamos muchos retos, el mayor es ser rentables y servir más café. Por lo pronto, vamos a agradecer a todos los periodistas que colaboran permanentemente en el espacio como Sandro Mairata, Lorena Chauca, Miguel Sánchez Flores y la lingüista y correctora Úrsula Velezmoro. También queremos dar gracias totales a los periodistas que escriben eventualmente cosas que les sale del alma sobre el periodismo que se hace en sus países. Este ebook reúne justamente a esos periodistas que desde Costa Rica, México, Venezuela, Argentina, Guatemala, Honduras, Paraguay, El Salvador y Perú reflexionaron sobre el periodismo, las redes sociales, la libertad de informar y la ética periodística".

Esther Vargas

Directora de Clases de Periodismo

Podcast: Reporteros de sucesos en México y Honduras



Foto: www.reporteropoliciacodesonora.blogspot.com

Por Darío Dávila

¿Cómo es la reportería de sucesos o policiaco en México y Honduras? Un grupo de periodistas que participó en el curso Cobertura Segura impartido por el Centro de Formación en Periodismo Digital de la Universidad de Guadalajara, elaboró este podcast que Periodismo Indeleble comparte con los colegas.

24/1/12

Hay que esforzarnos por escribir con riqueza lingüística y una narrativa que cautive: Jesús Duva/El País


Jesús Duva, editor en jefe de El País, carta a periodistas mexicanos. A continuación el texto íntegro:


Por Jesús Duva/ especial para Periodismo Indeleble

Comienzo por presentarme, ante la certeza de que muchos de ustedes no sabrán quién es este osado que desde España pretende darles lecciones, aunque nada hay más lejos de mi intención. Déjenme decirles que admiro mucho el trabajo que están haciendo en América Latina, en no pocas ocasiones en situaciones verdaderamente difíciles y arriesgadas. (Mi abrazo solidario para los compañeros de México y otros países que incluso están pagando con su vida el ejercicio de este oficio que tanto amamos).

Mi nombre es Jesús Duva y ejerzo de redactor-jefe o editor-jefe en el diario EL PAIS de Madrid, el mayor diario de España, que forma parte del grupo de comunicación más importante de España. Llevo 33 años trabajando de reportero en diversas áreas, aunque mi especialización son los asuntos de Interior (terrorismo, narcotráfico, seguridad ciudadana, violencia sexista, etcétera). Además, soy profesor de Investigación y Reporterismo en la escuela de periodismo de EL PAÍS-Universidad Autónoma de Madrid.

Pero no quiero aburrirles con mi biografía, que creo que tiene poco interés, al margen de que ustedes conozcan unos datos mínimos de quién está hablándoles a través de Darío. Vayamos ahora a lo importante.


El periodismo, como conocen bien, está atravesando una crisis de identidad, causada en gran medida por las nuevas tecnologías, sobre todo Internet. Este fenómeno nos ha desorientado a los profesionales de los medios de comunicación clásicos (prensa, radio y televisión). Muchas empresas periodísticas están sumidas en el desconcierto y han decidido apostar por la Red de cara al futuro. Al menos en España estamos sumidos en una profunda revolución sustanciada en la fusión de las redacciones (periodistas que escribían en el papel han sido traspasados a la web y otros que volcaban noticias en Internet han sido incorporados al papel).

Ese hecho se ha traducido en una lucha sin piedad por ser más rápidos que los competidores para así atraer a más lectores a la web de cada medio. Y la rapidez ha traído como consecuencia un empobrecimiento del lenguaje y un empeoramiento de la calidad de los textos y de las informaciones mismas. Quizás solo sea un síntoma menor, pero créanme si les digo que a mí no me gusta hablar de “contenidos”, como se suele oir ahora, cuando en realidad nos estamos refiriendo a noticias, crónicas, reportajes y artículos. Me parece que es considerar nuestros textos como si fuesen unas simples mercancías, algo que se compra y que se vende, que se consume y luego se arroja a la basura.


Las páginas de Internet, al menos de los medios españoles que son los que mejor conozco, están plagadas de errores, erratas, faltas de ortografía, barbarismos, términos incomprensibles, pésima redacción, y textos descontextualizados… ¡Son las prisas!, suelen responder los responsables de este desaguisado cuando se les reprocha su conducta. La Defensora del Lector de EL PAÍS recibe a diario varias cartas o correos electrónicos con quejas que reflejan el mal trabajo de los reporteros.

Creo que los periodistas debemos esforzarnos en hablar o escribir correctamente. Resulta penoso leer una información o un reportaje lleno de frases mal construidas, cuajado de términos ingleses fácilmente sustituibles por otros en español, con repeticiones de palabras que demuestran la pobreza lingüística del autor y, además, faltos de la precisión y de la contextualización que ayudan al lector a comprender mejor el hecho o la denuncia que estamos trasladándole.

¿Cómo es posible que utilicemos la palabra marketing, cuando tenemos mercadeo o mercadotecnia? ¿Por qué usamos fashion, en vez de moda? ¿Por qué emplear ranking cuando tenemos en español el término escalafón o listado? ¿Por qué decimos que tal cosa entraña mucha “peligrosidad”, cuando lo correcto es “peligro”? ¿O por qué escribimos que alguien afrontó la “problemática” con acierto cuando lo exacto sería decir el “problema”?

¡Qué gusto da leer un texto o escuchar un reportaje en radio o televisión bien construidos! ¡Cuánto se agradece ver que las frases están bien hiladas, que la información tiene ritmo y cadencia y que cuenta con todos los elementos de explicación y contextualización! Porque todos sabemos que las cosas no ocurren en el vacío, sino que hay antecedentes que ayudan a enriquecer la noticia y, a veces, incluso son la misma noticia. Sin embargo, la pereza, la dejadez y la ignorancia echan por tierra lo que pudo ser un magnífico relato periodístico.



Yo recomiendo a mis alumnos de la Escuela y a los redactores que trabajan a mi cargo que usen el teléfono lo mínimo imprescindible porque siempre es mucho mejor hablar con la fuente cara a cara que a través de un cable. Y también les exijo que vayan a los sitios con los cinco sentidos abiertos: se nota cuándo una crónica o un reportaje ha sido escrito en vivo y en directo porque resulta mucho más rico que cuando se ha hecho desde la mesa de Redacción. Otra de mis recomendaciones es que lean mucho y de todo (filosofía, historia, literatura, sociología, economía, etcétera). Hay muchos jóvenes periodistas muy preparados intelectualmente y que hablan dos o tres idiomas, pero que están muy faltos de cultura general.

Sin embargo, no toda la culpa es del redactor. También tenemos mucha responsabilidad los redactores-jefes o editores-jefes, que somos quienes estamos encargados de dirigir, supervisar y mejorar la calidad de las informaciones. Las empresas periodísticas, como consecuencia de los recortes presupuestarios, han ido reduciendo el número de editores. Y eso se nota. Cada vez hay más reportajes incomprensibles, mal titulados, con exceso de espacio o de tiempo para lo que en realidad se cuenta en ellos, repletos de lugares comunes y muletillas, faltos de documentación, etcétera.

El editor es quien coordina el equipo de periodistas, quien los dirige y orienta desde que comienza el trabajo hasta que queda finalizado. El editor debe supervisar los datos, controlar la calidad, precisar determinados aspectos, verificar cifras, corregir errores y enriquecer la información. Tiene que evitar que salgan a la luz cosas como “un grupo de manifestantes” o que en el edificio ya se registró otro incendio “hace unos cuantos años”. ¿Cuántos manifestantes? ¿Cuántos años?

Queridos compañeros, déjenme que les cuente alguna vivencia personal. Yo procuro ser muy escrupuloso con la información y pido a los redactores que averigüen todo sobre el asunto que están investigando. Así, en una ocasión obligué a un redactor a volver al lugar de los hechos para conocer el nombre de una perrita. Resultó que un matrimonio, sus padres y su hijo habían muerto al estrellarse su coche contra un furgón. El periodista escribía que con ellos viajaba una perrita, que también falleció en el accidente. ¿Cómo se llamaba el animal? ¿De qué raza era? ¿Qué edad tenía? Lo averiguamos y lo publicamos.

En otra ocasión, en plena psicosis por el mal de las vacas locas que hace 10 años sembró la alarma en Europa, el Gobierno de Madrid ordenó sacrificar a una res aquejada de esa enfermedad. Era el primer caso detectado en España. Yo encargué a un periodista la investigación del caso. Cuando recibí el texto, en él faltaba el nombre, la edad, la raza, el origen y otros aspectos. Tras nuevas indagaciones, conocimos todos esos detalles. ¿Saben cómo se llamaba la vaca afectada por el mal? ¡”Endemoniada”!

Por desgracia, parece que nuestro oficio apuesta más por las imágenes que por la palabra. Y yo les invito a que sigan esforzándose en escribir bien, con riqueza lingüística y logrando una estructura narrativa que cautive al lector o al escuchante. Pero no sólo eso, sino que procuren aportar a sus textos el mayor número de datos y la más amplia contextualización. Algunos redactores suelen escudarse en el que espacio es limitado y, con frecuencia. No obstante, yo les demuestro que es posible introducir todos los datos que faltan, tras borrar todo lo que ellos han introducido antes de forma superflua o reiterativa. Por ejemplo, ¿Por qué es necesario decir que el cadáver de la víctima de un crimen fue trasladado a la morgue? Eso es algo que sabe cualquier lector y no es necesario explicárselo.

Compañeros, no quiero cansarles más. Solamente invitarles a ejercer y mantener el periodismo de calidad. Porque, en caso contrario, estamos abocados a desaparecer.





Tomado de la comunidad El País:
"Jesús Duva es un periodista de Tordesillas (Valladolid) que se ha especializado en el periodismo de sucesos. Puedes leerlo en El País. Suele ser un gustazo porque, además de los datos, ofrece reconstrucciones de lo sucedido. Se curra los testimonios, los testigos y suele ir más allá de lo que dice el gabinete de prensa de la Policía o la Guardia Civil. Suele publicar reportajes en Domingo, el suplemento de El País, y algunas reconstrucciones de crímenes sin resolver, los fines de semana en el mismo periódico. Manuel Marlasca dice que Duva "es uno de los mejores reporteros de nuestro país. Lleva ya tres décadas impartiendo magisterio de periodismo del bueno y de honradez profesional".

22/1/12

Redacción: Soluciones permanentes a problemas temporales

(Foto: Taller de Periodismo Creativo organizado por la Red de Periodistas de Juárez y Periodismo Indeleble)

Por Darío Dávila

Algunos periodistas han olvidado porqué están de pie. Sus redacciones padecen el virus de la apatía, el ego y la arrogancia. Se perciben como fábricas masivas de noticias y no generadores masivos de contenido que provoca pensar. ¿Es posible cambiar el paradigma de este pensamiento?

Aquí 2 ejemplos:

Problema temporal: Los reporteros son obligados a entregar 5 historias, enviar el sitio en Internet y entregar temprano.

Solución permanente: Una agenda ciudadana, con un flujo de trabajo dedicado a escuchar la ciudad y sus problemas, ayudaría bastante. Un equipo que ataca en equipo esas coberturas tendrá historias más poderosas distribuidas no sólo en una página, sino en un micrositios, redes sociales y ciudadanos enterados.
El periodismo de cuota empobrece los contenidos. Los diarios no son fábricas de salchichas. El equipo de reporteros debe entender que las mejores historias se reportean desde las personas, no desde los edificios.



Problema temporal:
Los reporteros se quejan de que los editores no reportean.

Solución permanente:
Los editores no deben abandonar la calle virtual (redes) y física y los reporteros nunca deben dejar de guiar a sus editores. Un mecanismo de rotación semanal permitiría que el editor acompañe en la cobertura a los muchachos. Ejemplo: El lunes durante la mañana camino los barrios con el reportero que cubre comunidad. El martes acudo a la fiscalía para intercambiar datos con mi reportero. El miércoles invitó un café fuera de la redacción para saber qué dudas tienen sobre sus historias o si necesitan que alguien más apoye esa cobertura.

¿Es posible o te seguirás quejando?

17/1/12

En vivo: Taller de Periodismo Creativo para Editores

Sigue la transmisión en vivo del taller organizado por la Red de Periodistas de Juárez:

Watch live streaming video from periodismocreativo at livestream.com

11/1/12

Atención reporteros de Ciudad Juárez (México): Taller de Periodismo Creativo para Editores


¿Cómo generar esa curiosidad insaciable entre los reporteros para producir historias que no aburran? ¿Hacia dónde empezar a mirar una nueva narrativa que explique la realidad en cualquier plataforma periodística? ¿Son los editores una turbina creativa o solo administradores de contenidos? Les comparto y agradezco la invitación de la Red de Periodistas de Juárez al Taller de Periodismo Creativo para Editores.

Programa
1. Diseño de agendas hiperlocales
2. El diablo en los detalles: ¿Desde
dónde elegimos contar una historia?
3. Editores coach: Generando talento desde la orden de información.
4. El cerebro creativo de la Redacción: Mesa Continua de Información
5. De fobias y prejuicios: Técnicas de edición multiplataforma.
6. Nuevos perfiles de editores: La intuición como forma de trabajo
7. Entre el amor y el odio: Relaciones entre editores y reporteros

8/1/12

7 tipos de directores de periódicos: ¿Cuál eres tú?

Escucha mientras lees:
7 tipos de directores de periodicos: ¿Cuál eres tú? by Periodismo Indeleble


Por Darío Dávila

En las redacciones hay muchos directores y cada uno tiene su diario en la cabeza. Arma tu combo con esta breve clasificación:

1. El director guardia: Los reporteros le dicen “poli” cuando llegan por las mañanas. Tiene un diario cuyas historias le ayudan a entender preocupaciones, sueños y la forma en que puede gastar su sueldo. Su periódico auxilia a la gente a saber por qué el alcalde desea el poder. También qué obras viales están costando más dinero del presupuestado. Incluso cómo cuidar mejor a sus mascotas.

2. El director editor: En su periódico ser local no es una cuestión geográfica, sino uno modo de ver la información. En su diario los temas tienen grandes seguimientos y consecuencias. La agenda –lo sabe bien- no la dicta el poder en turno, sino los tema ciudadanos. A él no le preocupa la estética, sino la ética.

3. El director reportero gráfico: Posee un diario muy visual con planas llenas de fotos a color que emocionan. Él sabe que una foto que no emociona no merece ser publicada. Por eso las defiende, comparte y aporta cuando se trata de sumar a coberturas talentosas a favor de la audiencia.

4. El director reportero: Lidera un diario donde las historias que sus colegas hacen, traducen la realidad. Dirige una redacción donde los reporteros se integran para conjugar el verbo descubrir antes que el verbo declarar. Su equipo es inmune a las presiones del poder. Y cada uno de ellos fue vacunado contra la pandemia del periodismo: el ego y la arrogancia.

5. El director diseñador: Quiere páginas que produzcan experiencias y placer al leerlas. Su equipo siempre está dispuesto a proponer los temas y no sólo a vestir ‘bonito’ las páginas. Porque sabe que un diseño espectacular no salva a un mal contenido. Y que la puesta en página es una apuesta de talento que se gana en equipo, no una obra de arte de uno solo.

6. El director dueño: Tiene un periódico donde la calidad es buen negocio. Una empresa que no disimula la verdad. Sabe que una redacción desunida no puede vivir una buena ética en común. Tiene claro que esa misma ética a favor de la calidad, está en el departamento de publicidad, circulación, finanzas, accionistas, gerentes, directores, reporteros y fotógrafos. A él le preocupa integrar toda la sensibilidad de la empresa a favor de la calidad. Y eso significa salarios dignos para sus periodistas y capacitación constante para contar mejores historias. Sabe que su empresa periodística, es también una persona.


7. El lector director: Tiene un diario en su mente que habla de los problemas que de verdad le preocupan. Él sabe que el verdadero dueño es él, no los anunciantes. Porque de él y para él escriben el reportero, el director, los editores y la empresa.

¿Qué tipo de director eres tu?

16/12/11

Jon Lee Anderson: Contrataría a un reportero sin arrogancia y con ganas de aprender

Sentado frente al entonces dictador de Liberia, Charles Taylor (1997), el reportero Jon Lee Anderson le preguntó:

- ¿Señor presidente es cierto que tiene un cubo de sangre humana que a diario se lo renuevan?
¿Que lo toma siempre en las mañanas?
El dictador, apoyado en un cetro de madera roja tallada con supuestos poderes sobre humanos, lo miró moviendo la barbilla hacia abajo y soltó: Querido, la gente dice tantas cosas…pero nunca se lo negó...






Por Darío Dávila

Jon Lee Anderson mueve las piernas como un adolescente que quiere salir pronto al receso.
Esta mañana en un hotel en Zacatecas, México a unas 7 horas de la capital, le han recordado que usa la misma loción con aroma picoso de siempre. Sonríe y arquea las cejas. Parece que éstas fueron diseñadas aerodinámicamente para acentuar su rostro al hablar como reportero. Es bastante alto. Sus piernas son como tractores móviles que mañana lo pueden llevar a África y pasado a una favela brasileña.

- ¿Si un meteorito apuntara en dirección a la tierra para exterminar al periodismo, qué nombre tendría esa roca espacial?
- Se llamaría intolerancia.

- ¿Por qué?

Porque tienes el efecto violento, la amenaza directa. Lo que yo llamaría los extremistas de violencia. Sean narcos o policías malos. El fenómeno de la criminalización de las sociedades latinoamericanas es una realidad impactante y fatal de los últimos 30 años. Y está llegando como una hemorragia, franca y abierta.
Eso amenaza directamente la libertad de expresión. Directamente al trabajo de los periodistas mexicanos porque no pueden hacer lo que deben hacer y quedar con vida, punto. Hay que ser muy innovador, creativo y sensato para sobrevivir esta etapa de hielo post-meteoro pero sin dejar de cubrir noticias e informar al público.
El público necesita ser informado. Lo mismo podemos trasladar este escenario al Medio Oriente donde tenemos el fenómeno de los extremistas musulmanes y países occidentales en guerra. Es un fenómeno que va en mutación constante donde el papel del periodista está más en jaque que nunca.

Somos secuestrables y asesinables. Con esto –dice señalando la pequeña cámara de video- nos pueden hacer alguna bonanza (daño) y subirlo a youtube o Al Jazeera. Nosotros nos hemos convertido en parte del conflicto porque reconocen lo que hacemos y eso es muy importante.

Porque somos capaces de informar la verdad en todo el mundo en los conflictos, sean de narco, petróleo o ideologías. Nosotros, los que por alguna tontera u otra tenemos la pretensión de hacer algo con la vida, servir al público, presenciar documentar y comunicar la verdad de nuestro tiempo. Para mí eso es el periodismo. Ese es nuestro deber.


El deber es más grande aún, cuando el país de uno está en conflicto. Y sin embargo no hay peor momento para un periodista. En esos momentos es cuando más los asesinan. Cada uno tiene que medir su disposición a estar presente en esa batalla y en muchos casos uno es mal pagado, mal agradecido y todo lo demás. Es un trabajo de misioneros o de locos.

- ¿La sensatez puede salvarle la vida a un periodista?
Sí puede. Pero uno tiene que ser un poco pragmático. Es decir: guardar cartuchos hoy para tirarlos mañana. Algunos periodistas no van a poder aguantar. Simplemente tendrán que esperar el día de mañana que un diario les publique algo póstumo de esta época. Imagino que para un periodista mexicano esto debe ser nefasto y frustrante. ¿Quién quiere ver a su país en estas circunstancias?
El periodismo ha de cambiar mentes, despertar conciencias, crear fenómenos sociales donde la sociedad cívica reclama un cambio. Pero no lo estamos viendo.

- ¿Qué quiere decir eso?

- Que el periodismo ha caído también un poco en el mismo juego. De testimoniar todo a través de crónica roja, de narco corridos, de historietas sobre hazañas y epopeyas de buenos y malos. O como informantes del palacio o de la guarnición de turno y defunciones. Creo que hay un problema en eso. Hay que buscar cómo elevar el nivel del periodismo.
Yo he conocido periodistas que han estado en la misma situación en otras sociedades. Han optado por dejar el periodismo: Una amiga abrió un orfanatorio en Sierra Leona porque no podía ver a más niños asesinados. Otra trabaja con niños que viven de la basura en Guatemala. Varios han optado por entrar en organismos como la ONU o Save the Children. Algunos periodistas han ido a lo que yo llamaría el lado oscuro.
De pronto se convierten en asesores de seguridad. Van al lado oscuro que es donde está el dinero y otros que van hacia los ONG´S; ahí están los misioneros. También hay los que siguen la docencia. Lo importante es seguir comunicando, seguir informando. Tendiendo redes de verdad, no sólo virtuales. Redes donde se pueda tocar a la otra persona.

- ¿Cómo pueden los periodistas mexicanos contar lo que pasa en este país lleno de amenazas y riesgos para los reporteros?
Me parece que la policía mexicana no ha hecho lo que hizo el Pentágono en Estados Unidos: Enquistar a periodistas con ellos para que vean cómo es el trabajo de ellos, sus peligros. Sería una solución interesante. Es una forma de humanizar la línea del frente de batalla.
Yo veo en los periódicos mexicanos muchos nombres de la batalla política. Pero no veo el drama humano de los políticos. Me parece que falta un buen perfil de Felipe Calderón. Este hombre político del PAN que si no fuera político sería banquero y que de pronto ha decidido tomar esta decisión –sea buena o mala no importa- que ha implicado toda esta cosa gótica que pasa en México. ¿Cómo está viviendo Calderón? ¿Cómo está viviendo su gente? ¿Cómo es el fenómeno de los políticos que han decidido emprender guerra contra un sector en su propio país? Es un drama muy interesante: Yo no he leído es historia.

- ¿Los perfiles pueden explicar la realidad?
Claro. Sería una forma de abrir el abanico de conocimientos. De arrojar luz donde no la hay. Hay que traspasar los propios prejuicios de uno mismo para poder hacerlo bien. Durante años yo veía a Augusto Pinochet como todos los demás: ensangrentado y un viejo dictador. Pero cuando finalmente asumí el papel de perfilarlo, implicó que yo sacara un montón de cosas propias para hacer las preguntas. Intentar ver su vida. Intentar comprender su sicología, sus amigos , su familia. Y creo que sólo así entendíamos lo que él había logrado.

- ¿Se puede perfilar a un capo de la droga?
Sí es muy arriesgado. Pero es según el trato que uno hace y según el capo.


- ¿Qué piensa de los que al escribir sobre un narcotraficante lo hacen con prejuicios?
Quizás sea cierto esto que a veces pienso: Hay periodos en los países donde los propios periodistas no pueden ya cubrir esas historias. Les toca ya a otros venir a hacer lo que ellos no pueden realizar. No quiere decir que un periodista mexicano no sea capaz. En las librerías del México todo lo que vi era crónica roja. Eran la Reina de no sé qué, el cártel de Sinaloa…

- ¿Está en desacuerdo con esto?
No me he puesto en el plan de los criticones que se que hay. Hay una fascinación naturalmente con el mundo delincuencial y es muy barroco en Colombia y México. Y lo fue en Estados Unidos con las películas de gansters. Todas las sociedades tenemos cierto morbo y curiosidad. Entre lo sano y lo morbo. Pero tiene sus aspectos negativos: si quedamos nada más en la crónica roja. Si corremos el riesgo de caricaturizarlo y comercializarlo, sin elevar el nivel

En México algunos periodistas han cruzado hacia ese lado oscuro; son voceros de cárteles ¿Cómo enfrenta el periodismo esto?

En Pakistán hay algunos que son los que tienden siempre a recibir los videos de AlQaeda y mensajes también. Francamente yo hago una distinción entre nosotros y esos colegas.


- ¿Se les puede llamar periodistas?
No sé. Yo los conocí también en El Salvador cuando eran los que recibían los comunicados de los escuadrones de la muerte. Yo los miraba en las conferencias donde teníamos que rozar hombros a veces con un asco. No me consta, ni los conozco a estos (los periodistas mexicanos del lado oscuro) ejercen una función pero son asquerosos, dan asco. No son exactamente periodistas, son ratones de palacio, cortesanos del rey, infidentes, informadores, bufos del rey. No son periodistas. Lamentablemente en sociedades donde no ha habido un periodismo de verdad, con afán de colectividad, el periodismo está nutrido por gente así.

- ¿Sufre al realizar un perfil?
Sufro casi siempre. Comenzar no es difícil. Lo difícil es llevarlo a otro nivel.

-¿Cuál es la entrada que más le ha costado trabajo?
Yo no pienso en perfiles como tal, sino en perfiles dentro de crónicas. Normalmente yo termino de reportear y comienzo a escribir cuando se me prende y la bombilla y ¡ya!, todo sale. Pero a veces no prende.

-¿Cómo domina Jon Lee Anderson a su editor?
Gritando (dice bromeando) No sé si yo llegara a dominar. En el mejor de los casos es una relación como la de Raúl y Fidel, cada uno con su poder y un poco de acomodo. El editor puede decidir más o menos palabras; puede trabajar con el jefe de paginación. A veces está impuesto por el editor en jefe que le dice que el texto tiene que bajar 2 mil palabras y entonces se acabó.

- ¿Le han dicho eso?
Sí claro. Todas las piezas tienen una noción de lo que debería ser y uno empuja. Y entonces en la batalla uno decide qué vale la pena

- ¿Le ha costado trabajo cerrar un texto?
Generalmente no. Casi siempre cuando estoy cerca del límite de entrega. Ya sé cómo debería terminar. Al menos en términos de borrador.
¿Cuántos borradores hace antes del texto final?
En un mundo ideal 3 pero hoy en día 1.

- ¿En un mundo ideal, con acceso continuo al personaje, de cuántas palabras sería un perfil completo?
De 10 a 15 mil palabras. El más largo que hice fue de 13 mil palabras y fue el de Gabriel García Márquez.

-¿Cuáles son los mayores errores al momento de escribir un perfil?
Tratar de ser muy determinista. En juzgar al personaje.

¿Por qué muchos reporteros tienen prejuicios al momento de escribir, cómo elimina esto si frente a si tiene un tirano o un asesino?


Intento encontrar algo de ellos que me interese a mí también. Por ejemplo: encontrar un área donde puedes conversar sobre cosas de mutuo interés. Por ejemplo, cuando entrevisté a Augusto Pinochet, el ex dictador chileno, habló mucho de Mao. Yo no sabía que él era un fan de Mao. Cuando comenzó a hablar de Mao, habló y habló. Me di cuenta que él estaba fascinado por el poder. Si yo le preguntaba muy de frente sobre la política chilena, sobre los Derechos Humanos o la guerra sucia, se asustaba, se limitaba. Pero si le preguntaba sobre su camino romano que había hecho en la carretera austral, ahí se desplegaba rato. Casi siempre hay puntos en común. A veces son muy lisos, muy zorros y no se puede.

En el perfil del dictador Charles Taylor de Liberia narra que él tomaba sangre humana…


Suena muy estrambótico pero quizás no tanto con los narcos del norte. En África occidental estos rituales del poder que tienen que ver sacrificios humanos es bastante real. A mí no me consta que lo hizo. Pero todo mundo decía que sí. Entonces me parece que valía la pena escribirlo. Porque no es que yo voy Washington y todo el mundo está con el rumor de que Barack Obama está tomando sangre humana. Pero cuando voy a Liberia sí. Me parece un reflejo de la relación del ciudadano con el poder.

Hasta el Arzobispo del país lo creía. Después de escucharlo durante 2 semanas estuve en un coche con él y le pregunté sobre la historia de que Charles Taylor a lo mejor tomando sangre humana. ¿Usted cree que sea verdad? Él me miró y me dijo: Sí, creo que sí.




Finalmente voy a Taylor y le digo: ¿Señor presidente es cierto que tienes un cubo de sangre humana cada día que lo renuevan cada día? ¿Que tú lo tomas de mañana?
Y él me dice: Querido: la gente dice tantas cosas, pero no lo negó. ¿Por qué valía la pena hacerle la pregunta Yo quería saber hasta qué punto todo lo que decían de él era verdad. El tipo era nefasto. Yo lo había visto asesinar a una persona. Entonces cómo llegas a probarlo. El tenía un bastón de madera tallada roja. Siempre lo llevaba consigo. Y entonces intentando entrarle por otro lado le digo: ¿Y ese palo señor presidente? Y me dijo: Es de un árbol muy especial.
Jon Lee insistió: ¿Cómo especial?
Lo he llevado conmigo desde la guerra, desde la guerra que el libro para tener el poder. Una guerra con niños asesinos, mujeres embarazadas descuartizadas. Y entonces le digo: ¿Por qué especial?
Porque tiene poderes sobre naturales.
¿Cómo qué poderes?
Todo ser vivo que camina debajo del árbol muere.
Al final de la audiencia con el presidente con qué sensación me quedo. Con la sensación de que este tipo si es malo, malo, malo. Lo sabe y lo utiliza y es totalmente capaz de tomar sangre fresca. Y no lo quiere decir a sus ciudadanos que no lo hace.
¿Qué le preguntaría Jon Lee a Joaquín “El Chapo” Guzmán”?
Si fuera una entrevista donde yo pudiera preguntarle todo lo que quisiera sin represalias y estaba en el posibilidad de escribir lo que quisiera le haría muchas preguntas sobre su moral y su relación con la violencia en el país. Sobre lo que él piensa de la sociedad. Quisiera preguntarle en mucho detalle cómo es su vida, sin entrar en términos de seguridad. Quisiera conocerlo de verdad.
¿A qué tipo de reportero contraría?
- Alguien audaz, dispuesto a escuchar. Sin arrogancia con ganas de aprender. Con ganas de ver todo desde diferentes ópticas. Alguien que al final esté en firme en sus decisiones. Dispuesto a dejar de prescindir de comodidades. Para mí son las cosas básicas.
¿A qué reportero no le daría trabajo?
A aquel no pueda prescindir de su estatus social o bagaje cultural. Yo a veces he hablado con jóvenes periodistas en España y les pido: díganme una historia interesante de España. A mí me parece una gran historia cómo África ha descubierto España y cada temporada buscan venir a España en pateras. ¿Cuántos de ustedes se les ha ocurrido montar en una patera con los africanos que vienen en su país? Nadie ha nunca ha levantado la mano. Claro, es peligroso. Pero también es un reflejo del estatus social de los que son periodistas. Yo he sido labriego en la calle, he sido guardia en cárcel, he sido lavaplatos, he sido cortador de tabaco. Yo no ando con esas pretensiones. Conozco muy pocos chicos de clase media alta, universitarios que se les ocurriría en la vida, bajar al estatus que ellos consideran de la clase servil. Y ese es el mayor problema de América Latina. El mayor problema con su periodismo también porque nunca reflejan la verdad de los demás. Son incapaces de estar dentro del pellejo de los demás. A esos no los contrataría.
¿Ha trabajado en algún proyecto donde no hayas sido feliz?
- Sí
¿Y por qué siguió trabajando ahí?
- Fue poco tiempo hasta que encontré la forma de escapar que fue para la revista Time. Por un lado me sentía muy realizado porque un medio muy importante me había contratado para cubrir una guerra. Era importante porque era mi primer trabajo como periodista. Pero después me di cuenta que era infeliz. Y era porque ellos imponían lo que ellos consideraban que era noticia. No lo que yo veía. Es más: al avanzar los meses me di cuenta que yo reporteaba las incomodaba. A mí no me gustaba ese tipo de periodismo. Utilicé la experiencia para nutrirme de experiencias y mejorar mi propio periodismo.
¿A qué tipo de director de periódico contrataría?
-Un director entregado que refleje y esté dispuesto a trabajar a la par de sus reporteros. Dispuesto a ser innovador. Pensar creativamente. Utilizar todas las posibilidades para mejorar el medio y con un lema propio de servir al público informando. No contraría a alguien que lo hace por razones por de estatus o razones económicas. O porque simplemente le tocaba. Me gustaría un director que todavía estaría dispuesto a ser reportero.

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