4/4/12

Menos periodismo de casquillo y más de análisis: Ginna Morelo



Relatoría a cargo de Cecilia Guerrero, editora de El Diario de Juárez

Ginna Morelo, periodista y editora en jefe del periódico El Meridiano en Córdova, Colombia, tiene claro cuál es la clave para salvar al ejercicio periodístico de la falta de credibilidad que golpea a los medios impresos, televisivos, radiales y cibernéticos: calidad.

¿Cómo lograrla? “No quedarse pegados a las sillas engordando las panzas”, sentencia. Observar, investigar, argumentar, interpretar, dar contexto. Ir más allá de la cobertura “de registro” que se propagado con el auge de la información en línea, explica en cibercharla con el equipo de El Diario de Juárez.



Poseedora de una larga trayectoria en la reportería que le ha merecido dos premios Simón Bolívar -el más importante del ámbito periodístico en su país-, Ginna tiene a su cargo la dirección de 24 reporteros, una edición diaria y una segunda maestría en curso.

Preside el Consejo de Redacción, organismo que promueve el periodismo de investigación en Colombia, y a sus tareas incluye participar en conferencias y pláticas como la que tuvo este viernes 22 de marzo con periodistas mexicanos.

Para Ginna muchos medios de comunicación, incluyendo los impresos, se han transformado en medios de “registro” de lo que ocurre, y no en fuentes análisis e interpretación de lo que aqueja a sus lectores.
“Hemos perdido de vista el periodismo de investigación. Convertimos a los medios impresos solamente en registro de lo que pasa”, dice, en parte por la reducción de personal en las redacciones y la multiplicación de plataformas a través de las cuales se difunde información en internet.

“La gente no compra periódicos para ver la realidad de ayer, eso lo tiene al alcance digital. Quien compra un periódico o se quiere suscribir a ellos está buscando argumentación e interpretación de los hechos”, advierte.



El problema radica según sus palabras en que “no abordamos la profundidad del hecho como tal”, dice. “Elegimos quedarnos con el ejecutómetro en vez de contar las historias detrás de esas muertes e investigando otros ángulos para crear otros ambientes”.

Cita al escritor mexicano Juan Villoro para dar fuerza a su argumento: “Las historias quedan de lado en el cubrimiento y en el rigor del manejo de la información porque nos estamos yendo con el primer casquillo que cae en la escena del crimen”.

¿Qué nos llevó a este punto? Para la colombiana: el narcisismo y la pereza, el cinismo y la pérdida de la capacidad de asombro.
¿La cura? Morelo es clara: volver a la reportería básica, de campo, contar historias. La observación constante, perseverante y rigurosa. Investigar, analizar, contextualizar. No dejar que los recursos de la modernidad, el Twitter, Facebook, las entrevistas a través de Skype reemplacen al reportero. Usar los canales cibernéticos como herramientas, no como fuentes.

Aun más, advierte, el remedio para la crisis del periodismo está en dar un trato ético a la información, pues no hacerlo condena a la desesperanza a los medios de comunicación.

“En la medida en que perdemos de vista la ética perdemos la credibilidad y nos acercamos a que el medio deje de existir. No necesariamente que el medio deje de funcionar o que el periódico o el sitio cierre, sino que los lectores le pierdan el aprecio y dejen de comprar el diario o de sintonizar la radiodifusora o hacer un click para acceder a un portal para enterarse”, sentencia.

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