15/4/12

El editor, un amante de los detalles

Por Cecilia Guerrero colaboradora de Periodismo Indeleble

Detrás de una buena historia no sólo hay un buen reportero. Existe además un buen editor.

Sábado 23 de junio del 2001. Cinco miembros de una familia -los abuelos, los padres y una niña de cinco años han muerto en un accidente de auto en la comunidad de Chapinería, Madrid.

Pedro de Jesús Duva, editor de El País, revisa el material de sus reporteras, y aunque no halla error alguno, echa de menos un dato: la identidad de una víctima no contabilizada, la mascota que viajaba con ellos.

“Es un detalle muy tonto”, respondió una de las redactoras cuando le pidió volver a la escena de la tragedia para averiguar el nombre de la sexta víctima.

“Pero no, ese perrito era como de la familia y a la gente que los conoce les gustaría tener un recuerdo. Le hice volver al lugar del accidente a que se informara cómo se llamaba el perrito. Y no era perrito, era perrita y se llamaba Cuca”, narra Duva mientras ejemplifica la importancia de ser precisos y ofrecer detalles al lector.

(En la foto, editores gráficos y print de El Diario de Yucatán)

“El lector dirá ¡Joder, estos tíos qué precisos son. Me dan hasta el nombre de la
perrita!. Claro que se lo damos”, relata entre risas durante una cibercharla con periodistas de El Diario de Juárez, México.

Durante los últimos 35 años ha descubierto historias como reportero, ha orientado a decenas de reporteros como jefe de información y ha planeado miles de páginas como editor de El País, el cual vende unos 450 mil ejemplares diarios alrededor del mundo.

Sabe qué se requiere para tener una edición exitosa: prestar atención a los detalles.

“La edición tiene que estar muy bien escrita, ofrecer riqueza de datos y tener mucha precisión porque eso lo valora mucho el lector. Cuando tienes muchos detalles de todo tipo y la historia está muy bien contextualizada, cuando la unes con otra historia ocurrida tiempo atrás o la relaciones con otro personaje, el lector se da cuenta perfectamente qué bien elaborada está”, sentencia.

Pero eso no se logra de la noche a la mañana, advierte. Requiere de editores con memoria.

“Tiene que ser muy meticuloso y exigente. No debe temblarle el pulso cuando se tiene que llamar al autor de un reportaje para requerirle que aporte más datos porque está incompleto o defectuoso. Tiene que ser alguien con autoridad moral”, advierte.

Por eso, según Duva, el perfil ideal del editor lo reúnen los veteranos del periodismo.

“Tiene que ser un tipo ya con ciertos años de carrera, porque no se trata sólo de corregir las faltas de ortografía y afinar el lenguaje. Tiene que tener background cuando menos de los temas de la sección en la que está”.

De hecho, cuenta, los editores de El País pasan de cubrir en campo por al menos una década los asuntos que después tratarán en sus páginas.

“Queremos que el editor sea un veterano, que tenga experiencia, que escriba muy bien y que tenga mucho contexto en la cabeza. Que sepa de qué estamos hablando cuando corrige o edita un reportaje sobre Afganistán. Lo idóneo es que sea un reportero que ha estado ahí durante años y sepa perfectamente de qué habla el reportero cuando tiene un texto en su mano”.

Quedan descartados los reporteros con poca experiencia o los recién egresados de la universidad.

Pero conseguir buenos editores no es fácil, advierte, hay muy pocos voluntarios para esa tarea.


“La gente joven no quiere hacer tareas de mesa porque son duras y poco brillantes. Es una labor oscura en la que lo mejor que puede ocurrir es que no ocurra nada, que todo salga bien y todo salga impecable y nadie diga nada”, reflexiona.

“Yo estoy sufriendo porque a mí me gusta escribir y en el periodismo a todos nos gusta hacer televisión, radio, ver nuestro nombre escrito en el papel o en la web. Pero ya uno va teniendo una edad y se va acomodando”, dice como justificando el doloroso retiro de la reportería que da paso al necesario avance hacia la figura del editor.

“El papel y la tarea de los editores es vigilar los detalles, porque muchas veces el reportero se conforma con pocos datos y por otro lado no tiene memoria, y la precisión -sobre todo en el papel-, será nuestra salvación si es que nos salvamos”, concluye Duva.


Lee la historia de la perrita Cuca en http://elpais.com/diario/2001/06/24/madrid/993381856_850215.html

Sobre Cecilia Guerrero


Periodista desde 1997. Inició como reportera de fuentes ciudadanas en El Heraldo de Chihuahua y luego ocupó cargos como editora en los periódicos El Diario de Chihuahua, Vanguardia y El Guardián en Saltillo, Coahuila.
Emigró a Ciudad Juárez en el 2003 como reportera de investigación.
En el 2006 ganó la Columna de Plata, premio de la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez, en la categoría de reportaje por la crónica “Viaje hacia un sueño”, que retrataba la travesía hacia la frontera de campesinos y pescadores de Arriaga, Chiapas, sitio golpeado por los huracanes Stan y Wilma, y que serían contratados como mano de obra para la industria maquiladora en la frontera.
Desde hace 5 años edita secciones de información local, nacional e internacional en El Diario de Juárez.
Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Regional del Norte (URN) y estudió una maestría en Periodismo en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP).

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